Las habas tiernas alcanzaron notoriedad como hortaliza de temporada efímera, a menudo, asociadas a los guisantes, con los que compartían las huertas de nuestras abuelas que traían las vainas frescas a casa para comer casi crudas con jamón. A veces las freían con jamón. La textura crujiente, su sabor dulce con un toque de amargor con el salado y el umami del jamón produce una de las grandes sensaciones de la primavera mediterránea.
Nacidas legumbre, las tiernas habitas, de un verde atenuado, han alcanzado las mejores cocinas desde las huertas andaluzas, las de Baleares y las catalanas. De hecho, sólo una vez al año, el día de Reyes, cuando alguien la descubre en su trozo y le toca pagar el roscón, recordamos que las habas son una legumbre, casi una oleaginosa. Tampoco hay que olvidar las habas de Murcia y de Valencia, que habitualmente se cocinan estofadas.
Andalucía, Baleares y Cataluña